jueves, agosto 02, 2007

Desvario1

En ciertas ocasiones, hablando con la gente, no puedo evitar pensar que cada ser humano, traspasando una serie de características primarias similares en todos nosotros, no somos mas que un cúmulo de influencias de personas, situaciones y objetos, y pese a que esto es lógico, no puedo evitar pensar, que esto son condicionantes que nos llevan a ser, pensar y actuar de una manera determinada, lo que de por si, coarta nuestra libertad, en el sentido de que todo aquello que pensamos y sentimos no es algo que surja de forma natural, sino que es simplemente algo que voluntaria o involuntariamente se nos ha inculcado, siendo de esta manera marionetas en un escenario donde nadie mueve los hilos, ni siquiera nosotros mismos.

Tomando esta idea como axioma, el hablar con las personas que ya conoces o no, se torna de repente aburrido y carente de interés, ya que todo aquello que digan o hagan responde a una razón a un hecho, y eso no es libertad.

Por eso me gusta estar solo de vez en cuando, irme "al campo", donde nada puede influir en mis divagaciones y ponerme a pensar sobre cualquier cosa intentando conseguir esa escurridiza objetividad natural para aplicar a mi vida diaria.

El 99% del tiempo lo pasamos comportándonos de forma "políticamente correcta" es mas, estamos tan acostumbrados a este tipo de conducta que nos comportamos de esta forma incluso en privado, llegando a pensar que esta serie de comportamientos son naturales, cando no son realmente instintivos, sino tan solo un reflejo educativo que sale a la luz la mayoría del tiempo.

Incluso sentimentalmente hablando estamos condicionados, somos capaces de sentir amistad amor y demás, como un sentimiento copiado del entorno, de películas que hemos visto o canciones que hemos escuchado, aceptar este hecho me provoca una cierta sensación de malestar y esclavitud de mi mismo.

Sin embargo, aun siendo consciente de que no se puede escapar de esta esclavitud, encuentro dos soluciones radicalmente opuestas, la primera es evadirme de prejuicios sociales y ser consecuente con lo que pienso, y la segunda es evadirme de mis pensamientos, entrar por completo en el sistema y ser un aceptante más del mismo.

El problema radica en que de nuevo, dentro de estos dos remedios entra una vez más la famosa contraposición verdad/felicidad, es la pescadilla que se muerde la cola.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón en parte, ya lo dijo Ortega Y Gasset: "Yo soy yo y mis circunstancias", pero la experiencia del entorno y de la propia manera de ver las propias vivencias es lo que nos hace sabios o ignorantes, solidarios o crueles... A fin de cuentas más un ochenta por ciento de nuestra personalidad nos la hacemos a nosotros mismos. En cada bifurcación del camino estamos eligiendo qué y cómo queremos ser.Somos libres de autocomponernos, aunque la vida en sociedad requiere determinadas renuncias en favor de la convivencia.

Ruben Infante Docio dijo...

No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo. - Voltaire